domingo, 3 de julio de 2011

Holidays

Sola. Vacía como una cáscara.

Se han marchado mis anhelos a través del trago de una botella de vodka puro. No sé adonde voy ni me importa, el tiempo ahora me sobra y para nada, resbala entre mis dedos y muere continuamente ante mi mirada inexpresiva, ¿realmente estube viva alguna vez?

Todos sonríen, todos viajan, todos expanden sus conocimientos. Yo, sin embargo, he quedado cual figura fija en la misma postura sin poder avanzar ni retroceder.

Todo lo que quiero es contradicctorio, nada me llena, nisiquiera el ya citado alcohol. Necesito algo pero no sé qué es y ni me esfuerzo en averiguarlo. Nada me mueve, ni me entusiasma mínimamente, ni el sol ni las aguas marítimas.
Todos a mi alrededor avanzan, menos yo, que me consumo lentamente. Miro dentro de mí y me asqueo de mi ignorancia y de mis oportunidades perdidas, lo único creciente es mi llanto, almacenado por tanto tiempo resistiéndose a zambullir mis ojos.

Lloro, con rabia y frustración. Me doy cuenta de que hasta mis lágrimas están vacías, inútiles, secas. Mi prisión soy yo misma, que no se atreve a salir a la luz ni a querer aprovechar algo que pidió y que comprendió que no le reporta nada de lo que quería.
Y el resultado de esta espiral es la soledad de mi tozudez y mi alma. Estúpida psicología inversa.