viernes, 28 de noviembre de 2014

Bajo-estima

No sé por qué vuelvo sobre mis pasos. Quizá se trate de simple remembranza. O quizá no.

En estos momentos siento tal vacío dentro que podría competir con un agujero negro. Todo está muerto, menos mi desesperación y mi asco. Sí, asco. Por mi reflejo y su contenido. He podido comprobar innumerables veces mi capacidad para crear odio en el ambiente. Puedo hacer que aquellos seres por los que más lloraría en su ausencia, lloren por mi crueldad. El desprecio que consigo que disparen hacia mi va creando un ovillo abstracto que me envuelve sin interferencias.

Pero ni siquiera todo el desprecio de la humanidad puede compararse al que yo siento por mi misma. Porque cuando creo que me recupero, me encargo de recordarme lo insignificante que soy en realidad. Y que dentro de esa insignificancia, tan solo destacan los yo "bajo cero". Por mucho que limpie, por muy pulcra que intente ser, siempre hay más mierda debajo de la alfombra.

No tengo remedio, aunque nunca me convenza del todo. Por tanto, seguiré haciendo que pobres criaturas se confíen. Les abriré mi muestrario superficial y cuando estén maravilladas observando la luces artificiales les arrancaré el alma con mis fauces. No importará que mis intenciones sean nobles en un principio. Mi naturaleza detestable se impondrá sobre cualquier propósito bello.

Así será. Siempre. Sin modificaciones.
Pobre de aquel que intente cambiarlo. Porque no tengo remedio.

Porque me odio tanto, que solo puedo gritar.

sábado, 2 de febrero de 2013

Yo

No soy de las que se abren al mundo con desparpajo. La vergüenza no la puedo evitar pero siempre queda la opción de ser calmada en mis intervenciones. Muchos de los que tratan con mi persona lo encuentran confuso, pues no perciben tal incomodidad porque hablo abiertamente sobre aspectos no muy recurrentes como los asuntos de alcoba. Y yo me pregunto, ¿tan extraño es manifestar la opinión por algo tan trivial como lo físico, lo exterior? Es lo único en lo que no me importa que critiquen de mi comportamiento porque ¿qué se puede conocer de una persona solo sabiendo con quién y dónde hace ciertas cosas puramente destinadas a satisfacer el instinto?

Sin embargo, mostrar mi "cara interior" auténtica es algo que generalmente me aterra todos lo días de mi vida. "Todos tenemos secretos" dicen por ahí. Y puede ser cierto. Pero esta patología personal me crea cierto resquemor a ser yo misma de puertas para afuera. Porque, y no lo digo con intención de parecer interesante o superior al respecto, muchas veces mi propia complejidad es extraña para mí misma.

Cuando me encuentro en la soledad de mi espacio privado y me dejo llevar por la apatía de lo cotidiano, llego a pensamientos, ideas o deseos que no puedo comprender o tratar de manifestar en la realidad. Mi propia incapacidad para conmigo misma es absorbente e infinita. Y ocurriendo eso, no puedo pretender que otros lo aclaren por mí. Por ello, espero. Espero a llegar a clasificar todo lo que bulle en mi mente e intentar ponerle algo de sentido u orden.

Mientras tanto, al ser mi mundo tan basado en las apariencias, me dedico a sonreír y a mostrar los lados superficiales de mi ser. Al menos así, creo un personajes de carne y hueso que controlo y manejo en la obra teatral que es mi vida pública. Un auténtico escenario artificial donde se expresa dejando de lado su fondo infranqueable.

Ahora, no rehúso de tener cerca a ciertas personas. Algunas han llegado a adentrarse en mí más que el resto. Incluso ha podido haber un par de ellas que casi han rozado la materia real, lo que guardo en los recovecos de mi materia gris. Pero, aun así, nadie me descubre, nadie me atrapa. No querría perder la oportunidad de averiguarlo yo sola, antes de que otros me confundan más. Pero tampoco quiero que esos pocos seres, que se aproximan hacia mí hasta cierto punto, desaparezcan por completo. Porque ese "algo" que no termino de iluminar en mi cabeza me dice que no los deje ir. Pero que tampoco los deje entrar.

La cuestión más compleja, al final acaba siendo la más vulgar y simple. Pero todavía me queda mucho camino para poder afirmarlo. Por ahora, tan solo quiero sentirme solitariamente acompañada.

lunes, 7 de enero de 2013

El legado

La finalidad básica de las acciones del ser humano es hacer algo por lo que sea rememorado y que perdure en el tiempo posterior a su existencia.

El hombre es efímero. Las ideas no.
Eres lo que creas.



sábado, 22 de diciembre de 2012

Elección

El tiempo pasa y la vida parece que se limita a observarme. Nuevas personalidades y espacios que se almacenan en mi memoria, y que proyectan el cambio que obtendré de los mismos en el futuro, se antojan difuminados por mis dudas. Sin embargo, en el exterior, me mantengo inerte, serena, con la presentación de alguien seguro de sus propias decisiones y ambiciones.

Poco importa lo que opine de estas nuevas realidades, modificaciones que, a pesar de saber de su programada actuación desde hace tiempo, me han pillado completamente desprevenida. Aquí lo único que me mantiene relativamente estable es el deseo (o ruego) de salir adelante, de no verme en el fango de mis fracasos y decepciones, con el que tantas veces me he besado.

La incertidumbre en nosotros mismos para con todo, nos impone nuestro destino "a ciegas". Nos toca siempre lidiar con nuestras elecciones, aunque muchas veces no sepamos los motivos que nos llevan a estas. Y también sabemos (aunque queremos pensar que es una falacia impuesta por la negatividad) que el instinto de supervivencia en el mundo es mucho más fuerte que nuestra felicidad u orgullo.

domingo, 2 de septiembre de 2012

Maldad

Tú, atrevida rastrera, que te deslizas por los rincones. Tus actos dejan huella allá por donde pasas. Muchos han tratado de personificarte por todos los medios pero todos se quedan en la superficie de la abominación que representas.

Habitas en los más profundo de lo insondable, donde los corazones más duros se resquebrajan de horror al imaginarte. Cuando se cree que desapareces, clavas tus garras en la oscuridad y destrozas la noche con una sola mueca.

Has conseguido que un mundo entero esté pendiendo de un hilo por el poder que tu esencia influye en los débiles e inconscientes. Y no te arrepientes, pues tu naturaleza no tendría sentido sin el disfrute del dolor y muerte que provocas.
Lentamente nos vas deshaciendo, para que vean la luz nuestro peores instintos. No eres materia en sí, pero reposas en todos nosotros y lo haces con gran maestría. Y todo, absolutamente todo, lo haces con devoción y sadismo.

Estamos condenados por ti desde siempre. La Maldad sea contigo.


domingo, 18 de marzo de 2012

La peor tentación

Tan extraño me resulta lo que ultimamente siento que no termino de explicarmelo. Si yo fuera otro pensaría que desvarío, que solo soy una criatura ingenua que quiere caer al vacío sin cuerda solo por la curiosidad de saber que hay al fondo. Las creencias, mis creencias y mi ética, están en un inhóspito juego que me aleja y me acerca hacia ese objeto personificado de mi antítesis.
Esos pensamientos que guarda en su interior me repudian y al mismo tiempo me estremecen con una sensualidad tal, que controlar el fuego se convierte en una ardua tarea. Parece que la atracción hacia lo equivocado, hacia lo que sabes que es erróneo para todo lo que piensas y lo que te rodea, me ha elegido para sufrirlo en carne propia.
La líbido disparada por la oscuridad hacia la claridad de mi alma parece que, para mi horror y sorpresa, está comenzando a ceder lenta y con movilidad exciante. Corrompida me hallo. Ahora quiero ver lo que encuentro en lo más profundo.

Es tan dulcemente humillante caer en la peor de las tentación y ser consciente de ello...

martes, 3 de enero de 2012

2012

El punto que separa el final de una etapa y el inicio de otra a veces es confuso. No lo sientes como tal. Puede ser la sensación la que te previene de lo que va a acontecer en tu vida y entorno...o tal vez es la influencia del mismo el que te da señales.
Sea como sea, ese momento te hace presa de un sentimiento determinado que te llena hasta los bordes y del que tardas en despojarte. En mi caso, es una completa indiferencia hacia todo el proceso realizado en la que miro a mi alrededor como si no hubiera ocurrido nada y simplemente observe las reacciones variadas de todos aquellos que me importan: el llanto de la felicidad por haber sobrevivido un año más, los saltos eufóricos porque has terminado un curso...
Ante esto, ya sea por la presión sometida por tus congéneres para que te unas a su incomprensible alegría momentánea o por simple solidaridad o pena, finges contagiarte del sindrome de cambio brusco.
Y tras pasar esos breves minutos, tu indiferencia cambia a un desasosiego profundo. Temes no comprender nunca por qué somos tan vulnerables al cambio, para bien o para mal. Que jamás podrás semtirte superior al avance de las etapas que marcan tu existencia y vagan sin control por el espacio.

Siento que mucha gente no pueda comprender lo que yo, pobre infelíz, intento explicar con tan insulsas palabras pero ésto es lo que experimento cada vez que ocurre lo ya mencionado.
Fingiré una vez más mi alegría y valentía al pronunciar con gran dificultad las palabras que más se han repetido desde que un reloj marcó engreído el inicio de algo supuestamente grande: Feliz 2012.