lunes, 28 de febrero de 2011

Me pones

Te necesito esta noche, no como dicen en las pelis proclamando un amor eterno o ansiado, sino como una llamada emergente de mi entrepierna ardiente. Necesito sexo desinteresado; arrancarnos la ropa a tiras y que me empujes violento contra la pared.
Quiero que nos miremos mutuamente a los ojos durante el acto y contemplar el deseo al límite de nuestro instinto reflejado en nuestros corazones (que no en nuestros sentimientos) que piden más y más sin descanso.
Es una medida desesperada, sí, pero sólo contigo. Porque posees el Punto del que carece la G de mis hormonas. Un aura perfecta para satisfacer mis peculiares fantasias. No importa la persona en sí, sino que te entre por los ojos a la perfección, como a mí.
Eres un niñato, un insensible manipulador, un cerdo... Pero quién me puede asegurar que seas igual enrtre mis sábanas... No importa, aunque no te lo merezcas, insolente, me pones a mil por hora.



La música insinuante fundida en la penumbra te excita, y lo sabes. El ansia contenida por largo tiempo se desata con la violencia de una explosión nuclear. Hoy, tu cuerpo es mío.

domingo, 13 de febrero de 2011

Lo necesito

Aire para unos pulmones envenenados. Lo necesito. Tocar fondo con él y no solamente con mi moral desvanecida. La brisa lo porta, con minúsculas moléculas de oxígeno glacial.
Me besan el rostro suavemente y con firmeza, mi pelo baila enardecido. Penetran en mi garganta, raspándola y arañándola...hasta llegar a la última ramificación de mis bronquiolos.
Duele pero sana. Lo necesito.
Sale despedido el desperdicio de una calada natural, de entre mis labios, pasando por mis dientes y produciendo un tímido silbido. El desperdicio es negro, similar a una humadera contaminando el aire puro restante de mi alrededor.
No me atrevo a respirar, la negrura grisácea es cada vez mayor. Un proceso de putrefacción que pasa de mis órganos mellizos al resto del mundo. El regalo de parte de mi vicio ridículo.
Muchos ayudan a que la mierda se extienda por todo el aire, el aire vivo, no el artificial. Ninguno deja de respirar, no sé si saben lo que producen o no.
Ausencia de veneno en mi boca, colgando de la boca de un cigarrillo. Me consuelo inutilmente con un aire que me es menos imprescindible. Intento convencerme de que no me importa esta falta de pureza. Me da igual.

Lo necesito.