domingo, 24 de octubre de 2010

Maldita yo

He perdido mi espontaneidad y avidez en mirar la existencia desde ángulos imposibles. La trágica monotonía de mi inspiración se ha visto, además, envuelta en parsimonía irritante. No soy quien era antaño y no creo que pueda siquiera memorizar fragmento alguno de mi milenaria gloria agridulce.

Mis dedos han traicionado a mis papeles blancos, sedientos de tinta fresca y a mis plumas secas. Todo quiebra y se descompone en masa indefinida y quemada. No soy capaz de innovar siquiera mis propias sutilezas y experiencias. He caido y no levanto mi anatomía del árido suelo.

Tan solo puedo decir que, maldita yo, por creerme eterna.

lunes, 11 de octubre de 2010

Pupila estelar

Sombreadas sábanas
de esta,
nuestra cama

Clavada en tu par
se derriten los latidos
del placer abismal,
del deseo carnal

Atisbo de luces
allá por tu horizonte
dos fugaces,
fundidas en ocre,
dibujan el pasaje

Retraida su aurora
en su cegadora mirada,
de astros y planetas
de estrellas y cometas

Mi atrevimiento
a mirar adentro
de esta,
tu pupila estelar

domingo, 3 de octubre de 2010

La crucificción de los relojes

Redoble de tambores
al tiempo del tic tac
conspiran el dulce deseo
de la futura mañana congelada

Con odio miran las viejas,
con ojos blancos y arrugas deshechas,
gritan desesperadas
para que con ello finalice
su ardiente y última estocada

Claman los hombres,
claman los perros,
las manecillas
que imperturbables avanzan
sin dudar de su fijeza

Que la historia no exista
más que en las cabezas,
la ansiada idea
de una vana ilusión

Cabellos coloridos,
juventud eterna,
campo verde fértil,
nunca gris arboleda

El verdugo religioso
lentamente aplasta
con pausada crueldad
lo que queda de sus andanzas

Con mazo en mano
golpea la agonía silenciosa
de los números circulares
y flechadas agujas

Tiempo al tiempo,
silencio repentino,
y finaliza el espectáculo
la nada de lo existido