lunes, 29 de noviembre de 2010

Sola

Mi integridad como muros derrumbada por el renacer de su rostro marfileño.
La caricia ya no es delicada sino ruda y áspera cual voz de zombie en mis oídos. Atrapada en un abismo de forma inigualable que nadie en la Tierra podría describir con sus vulgares métodos de lógica y sentido.

¿Lógica? ¿Integridad? ¿Moral, pudor?

¡Báh!

Mi alma desnuda ya está manchada por el fango de tu última huída.

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