viernes, 21 de mayo de 2010

GhostFace

Chillidos de soprano histérica escapan de las ondas electromagnéticas de este televisor antiguo. La luz de unas imágenes distorsionadas me irritan los ojos, relampagueantes de excitación e interés en la película negra.
Silba el viento enfurecido contra los cristales de las ventanas transmitiéndo una atmósfera tenebrosa que cuenta las palpitaciones de mis venas envueltas en vodka coagulado.

La chica de pechos operados y minifalda rosa chicle vuelve a aullar. Sube las escaleras rapidamente, se aproxima a una puerta y al abrir esta su cara se tiñe de un escarlata abrumador y sobrenatural que provoca que mi líbido se eleve unos cuantos grados de temperatura.

Mi acompañante, al igual que yo, espatarrado en el sofá pasa su brazo cubierto por detrás de mis hombros desnudos. En su mano de cuero agarra fuertemente algo puntigagudo. El filo de la hoja del puñal reluce de forma muy hermosa. Roza mi garganta sensualmente.
Su respiración cada vez es más agitada. La mía, a pesar de mi ya mencionada excitación, se mantiene calmada y acompasada. Lo observo un breve instante en la oscuridad y advierto su manto negro como la noche y su rostro resumido en dos cuencas ópacas y derretidas y una boca alargada hacia abajo.

Vuelvo a atender al filme. Ahora un tipo con una máscara y una hoz le corta el cuello a otra jovencita similar a la anterior. Entonces caigo con horror en la cuenta de algo imperdonable. Miro al tipo que está a mi lado que me inmoviliza el cuello con un arma blanca a pocos milímetros de mi piel de gallina:

-¿Te apetecen unas palomitas?

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