Horror de números. Incógnitas sin respuesta. Me va a estallar el cansancio acumulado. Sucumbo ante la mirada severa del maestro que me clava sin piedad. Me adormezco. ¿Adonde me lleva este letal ensueño? Hacia las colinas de tu última vaga respiración. Sexy con triple X, una X elevada al cubo. Pego un respingo e intento concentrarme. No es el momento ni sitio para abandonarme.
Papel en blanco, pizarra pintarrajeada. El resultado de esta ecuación... ¿cómo era? Filas interminables de signos desconocidos y sin sentido giran en mi cabeza formando un agonizante tornado que zumba en mis sienes.
Observo la Y, se me antoja como un cuerpo sin cabeza haciendo el pino. Con las piernas abiertas. Río en silencio intentándo que el viejo no se percate. Este signo es como una metáfora de mí misma. Mi imaginación se libera de sus cadenas. Tú; yo. Igual a...¿cómo era?
X elevado al cubo + Y= ?
Y yo qué sé. Nunca se me dará bien esto. Ni una cosa ni otra. Una risa, estúpida y agobiada por salir de mi garganta seca me tortura. La voz del emisor que me envía información inútil cada vez es más lejana. Mi escudo para resguardarme es un libro de doscientas y pico páginas del revés.
Adoro las cosas sacadas de contexto. Detesto las matemáticas.
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