En la penumbra laten los corazones solitarios pertenecientes a un mundo de inconsciente histeria. ¿Es eso lo que realmente ven tus ojos al imaginar? El caos, lo absurdo, lo demencial. Lo inexplicable de un sentimiento puro. La inercia del deseo. El espanto provocado por la maldita realidad y el resguardo en la fantasía. El horror de ésta vida.
Clavo mi vista en la divina figura de la muerte y le pregunto:
-¿Tú lo entiendes?
Ella sólo me devuelve la mirada y se encoje ligeramente de hombros. Siento que el llanto vuelve a llamar a mi alma y aparto la vista de ella.
Entonces veo que un feo gusano avanza hacia mi pie izquierdo. Conforme lo voy observando su deforme cuerpo adopta la forma de una gran mariposa de vivos colores.
Me quedo mirándola, maravillada. Pensaba que no iba a volver a ver nada verdaderamente bello en este mundo. Siento deseos de tocar ese diminuto pero perfecto ser. Aproximo una de mis manos. Pero incluso antes de que mi piel haga contacto con su cuerpo la mariposa se deshace en mil partículas de cenizas, que seguidamente las roba el viento.
Mis vanas esperanzas se han disipado completamente. Ya, decididamente no creo que la vida tenga color. Todo lo realmente hermoso es producto de mi desordenada imaginación. Miro de un lado a otro buscando a la ya mencionada parca, pero ella también se ha ido. Junto con todo lo demás.
Cierro los ojos y vuelvo a sumirme en mi propia y odiada búsqueda del sentido de mi existencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario