viernes, 19 de febrero de 2010

Mancillada

Qué linda es,
la joven inocente
Juega en el río,
nadando a contracorriente.
Su frescura es alegría
y su risa, pícara.
Apenas posee curvas
y su pecho apenas asoma,
pero su encanto es el mismo.
Vive su juventud
ausente a cualquier mal.
Ondea su largo cabello,
tararea sin cesar.
Una oscura sombra
se aproxima hacia el lugar.
Sucios presagios la envuelven
y una maligna sonrisa la encabeza.
Tenebrosa criatura
como pocas las hay.
Contempla a la muchacha
con ojos golosos,
y fluidos viscosos
descienden por sus bajos.
Se acerca sigiloso
a su presa elegida.
Ella no se da por aludida
pues se encuentra volteada.
Ahí es cuando la agarra
y la aparta de la orilla.
Intenta chillar,
intenta escapar,
pero el brillo de la hoja de un puñal
la hace enmudecer.
La traslada al bosque
donde no habita el ser humano,
mientras la amarra fuertemente,
relamiéndose los labios.
El rostro de la chica,
el rostro del miedo.
Observa aterrada
como hunde sus dedos
en sus carnes firmes
y acaricia su pelo.
-Comienza el espectáculo-
anuncia escandaloso,
desabrochándose el cinturón
con gesto ansioso.
Ella ruega, ella teme.
pero no consigue liberación
pues cuanta más clemencia pide
más goza su captor.
Se rozan levemente,
se estremece horrorizada,
al ver las proporciones
del arma prominente.
Le levanta el vestido,
con lentitud obscena,
y las lágrimas de sus ojos
se deslizan hasta la tierra.
Balbucea palabras
que ni ella misma entiende,
la respiración contiene
al adivinar sus intenciones.
Le separa las piernas violentamente
la primera embestida la sorprende.
Grita, desgarrándose
su cuerpo y su alma.
Así se repita
hasta la saciedad del individuo
que lo finaliza,
con un orgasmo ambiguo.
Se deshace de ella
entre las hojas, inconsciente.
Con un suspiro satisfactorio
la bestia se marcha.
De un lozano espíritu
a un mancillado corazón.
El dolor de sus heridas
la despierta de sopetón.
Se observa las muñecas
llenas de magulladuras
y la sangre de sus refajos.
Rememorando el acto
vuelve a chillar,
asqueada de sí misma,
del verdugo de su virginidad.

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