martes, 2 de febrero de 2010

Reina de corazones

La elegancia y el buen gusto te caracterizan. Nadie te supera en eso. Siempre perfectamente maquillada, vistiendo con las tendencias que se llevan, portando siempre tu famosa vara con un corazón rojo en la punta…y siempre tan imposiblemente bella…Eres la que todos admiran y respetan sin ningún tipo de discusión. Eres una reina. En todos los sentidos.

Pero ¡ay! la crueldad y la altanería también forman parte de tu actitud. Recta como una “i” y mirando a tu gente como viles cucarachas. Eres testadura por naturaleza y quien te lleve la contraria en cualquier discusión se las tendrá que ver con tu frase más célebre (“¡Qué le corten la cabeza!”) y con sus temidas consecuencias. Nunca deleitas con una sonrisa verdadera.

Sí, mi reina, eres cruel.

Pero yo, a pesar de todo, sigo idolatrándote.
Porque en el fondo sé que tu comportamiento de tirana irascible tiene sus motivos y razones. Te sientes humillada por un rey que te utiliza para su beneficio y que no te respeta ni te da muestra alguna de que le importas. Tu ferocidad es debida a que siendo tú, reina de corazones, te partieran el tuyo propio sin ningún miramiento. Y también sé que debido a esto y a tu terrible frustración y odio hacia el mundo tu corazón está rodeado por una gruesa capa de hielo y suciedad.

Pero todo hielo se puede derretir y toda suciedad se puede limpiar. Y yo sé que en el fondo eres de una pureza que daña el alma.

Así que, reina mía, simplemente te pediría que te dieras cuenta de mi existencia y que acudieses a mí en caso de que lo necesitaras. Que dejes a un lado tu orgullo (que no tu amor propio) y te confiaras a mí. Que me cuentes tus penas y que, en caso de que lo necesitaras, tus reales y delicadas lágrimas caigan sobre mi hombro.

Quién sabe. Puede que algún día vuelvas a brillar como antes, y a sonreír con verdadero gozo y deslumbrando hasta al mismísimo Sol.

Y te prometo, por mi sangre y vida, que te seré fiel hasta mi muerte. Aun si me amenazas con tu frase final de sentencia.

Porque, por mucho que me aborrezcas por mi sola existencia y aunque al final no me aceptes ni como confidente ni amiga, estaré siempre contigo.
Porque eres mi reina, la única, mi creadora y tu sola presencia hace que mi corazón de papel tiemble. Porque te amo, reina de corazones. Reina de mi cuerpo y espíritu por siempre.

De parte de una de las miles de cartas que forman parte de tu baraja, que te adoran y que morirían por ti.

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